En medio del dolor y la conmoción por el trágico fallecimiento de Kim Gómez, una niña de 7 años que perdió la vida en La Plata tras ser arrastrada por un vehículo robado, surge otra denuncia que conecta a uno de los menores involucrados en este crimen. Una joven identificada como Martina relató haber sido asaltada hace menos de un mes por el adolescente de 17 años, quien fue capturado pero liberado poco después. Este hecho resalta las fallas en el sistema judicial y provoca una profunda reflexión sobre la seguridad ciudadana y la justicia para los menores infractores.

El Ataque que Precedió al Trágico Incidente

Martina, la víctima de un robo ocurrido apenas unas semanas antes, compartió su experiencia con medios locales. En ese entonces, cuatro adolescentes abordaron su vehículo mientras ella se encontraba estacionada cerca de un bar en el centro de La Plata. A pesar de no estar armados inicialmente, los delincuentes lograron intimidarla hasta que abandonó el automóvil. Este incidente tuvo lugar durante la madrugada del 1° de febrero, cuando la banda fue finalmente detenida por la policía.

La noche del ataque, Martina estaba saliendo de un bar en pleno centro platense cuando fue sorprendida por cuatro jóvenes que le arrebataron su Ford Ka blanco. Durante el forcejeo, la mujer sufrió moretones y solicitó ayuda a una familia cercana para dirigirse a la comisaría. Horas más tarde, los mismos menores fueron arrestados en una persecución policial, pero solo horas después fueron liberados sin consecuencias legales significativas. Esta situación ha generado controversia y preocupación sobre la efectividad del sistema judicial en casos de delitos cometidos por menores.

Llamado a la Justicia y Cambio Social

Tras conocerse la relación entre el asalto a Martina y el posterior crimen de Kim Gómez, surge un debate acerca del tratamiento legal de los menores infractores y la necesidad de medidas más efectivas para prevenir la reincidencia delictiva. La comunidad exige cambios en la legislación y mayor responsabilidad parental.

Martina expresó su solidaridad con la familia de Kim y reiteró su deseo de que se haga justicia. También destacó la importancia de no normalizar el miedo y la inseguridad que muchos sienten al enfrentarse a situaciones similares. Por otro lado, el padre del menor implicado, Héctor, reconoció públicamente los problemas de su hijo y pidió perdón a la familia de la víctima. El hombre reveló que había intentado ayudar a su hijo, incluso empleándolo en su ferretería, pero finalmente lo echó debido a sus malas acciones. Su postura firme refleja la necesidad de una intervención más estricta y responsable tanto de parte de las autoridades como de los padres.