La evolución constante de los sistemas de asistencia al conductor ha llevado a un aumento significativo en el número y variedad de sensores instalados en los vehículos modernos. Desde su debut en 2008 con el primer sistema de frenado autónomo de emergencia, que utilizaba radar y cámaras para prevenir colisiones, la tecnología ha avanzado hasta incluir más de treinta dispositivos de detección en los modelos más recientes. Estos sensores combinan tecnologías como LiDAR, radares de ondas milimétricas, sensores ultrasónicos y cámaras de alta resolución para proporcionar una visión integral del entorno circundante.

El procesamiento de datos es fundamental para aprovechar al máximo estas capacidades. Los automóviles actuales pueden procesar hasta 8 gigabytes de información por segundo, lo que equivale a descargar dos películas en 4K en un instante. Cada tipo de sensor desempeña un papel específico: las cámaras ofrecen una amplia gama de visión y reconocimiento de objetos, mientras que los radares proporcionan datos precisos sobre la velocidad y distancia de los objetos cercanos. Los sensores ultrasónicos son ideales para estacionamiento y maniobras a baja velocidad, y los sensores LiDAR permiten mediciones tridimensionales precisas del entorno.

Los avances en tecnología han impulsado una competencia feroz entre fabricantes para equipar sus vehículos con los sistemas de sensores más avanzados. Empresas chinas como Avatr y WM Motors destacan con vehículos que incorporan hasta 35 sensores, incluyendo múltiples tipos de tecnología para garantizar la máxima seguridad y eficiencia. Esta tendencia hacia la integración de sensores cada vez más sofisticados refleja el compromiso de la industria automotriz con la innovación y la mejora continua de la experiencia de conducción, promoviendo un futuro donde la tecnología no solo asiste al conductor, sino que también contribuye a un transporte más seguro y sostenible.