En un giro inesperado del reality show Gran Hermano, los participantes originales tuvieron que tomar una decisión crucial sobre los nuevos concursantes. Además, se reveló una triste noticia relacionada con una de las jugadoras, que ha generado debate entre los seguidores del programa.
Los participantes iniciales del reality debieron enfrentar una difícil elección: determinar si los recién llegados podrían competir por un premio especial. Después de evaluar su situación, decidieron excluir a los nuevos integrantes de esta oportunidad. Esta decisión refleja la tensión entre los veteranos y los recién llegados en el entorno del reality.
La discusión interna fue intensa. Los primeros habitantes argumentaron que su larga estancia en la casa les daba un derecho preferente al premio. Sandra, la líder semanal, expresó que tres meses de desafíos no podían ser ignorados fácilmente. Chiara respaldó esta postura, subrayando que los originalmente elegidos ya habían superado numerosos obstáculos. Finalmente, la conclusión colectiva fue que los nuevos miembros no participarían en el sorteo del vehículo nuevo. Esta resolución puso de manifiesto la lucha por reconocimiento y privilegios dentro del confinamiento.
Otra faceta controvertida del programa involucra la ocultación de una trágica noticia a una de las jugadoras. La familia optó por mantener en secreto el fallecimiento de un ser querido para proteger la salud mental de la concursante. Esta medida ha provocado opiniones divididas entre los espectadores del programa.
Martina Pereyra, una de las participantes, permanece ajena al deceso de su abuela. Sus familiares decidieron no informarle sobre este evento doloroso debido a su estado emocional actual en la casa. Fefe Bongiorno, panelista de LAM, reveló que la hermana de Martina confirmó esta decisión. Algunos seguidores apoyan la medida como un acto protector, mientras que otros critican la falta de comunicación con la jugadora. Hasta ahora, la producción del reality no ha emitido declaraciones oficiales sobre el asunto. Este silencio estratégico continúa alimentando el debate público sobre la ética y el manejo de información sensible en realities televisivos.