Casi tres décadas y media después del trágico fallecimiento del cantautor uruguayo José Gervasio Viera Rodríguez, las autoridades han decidido reevaluar el caso como un posible homicidio. Encontrado sin vida en una vivienda deshabitada en Talagante, la región Metropolitana, en 1990, inicialmente se consideró que Gervasio había cometido suicidio. Sin embargo, nuevas evidencias y testimonios han llevado a cuestionar esta versión, dejando abiertas interrogantes sobre quién fue el responsable de su muerte.
En los días finales de octubre de 1990, el cuerpo de Gervasio, un reconocido artista de 42 años, fue hallado en una residencia abandonada en Talagante. Aunque inicialmente se informó que se trataba de un suicidio por ahorcamiento, la familia siempre mantuvo dudas sobre estas afirmaciones. La reapertura de la investigación en 2013 y un informe forense presentado en 2016 revelaron inconsistencias en la primera autopsia, especialmente la ausencia de fracturas en la laringe, típicas en casos de ahorcamiento. Estos hallazgos llevaron a concluir que la acción se produjo post mortem, lo que implicaba que Gervasio no pudo haber actuado solo.
Leandro y Blanca Viera, hijo y hermana del cantante, respectivamente, contrataron al criminalista Jaime Brieba, quien tras meses de investigación concluyó que Gervasio fue asesinado. Las huellas de estrangulamiento y ahorcamiento encontradas en el cuerpo respaldaron esta teoría. En 2019, la familia presentó cinco tomos de antecedentes ante los tribunales, lo que finalmente llevó a la recaratulización del caso como un presunto homicidio. El abogado Carlos Durán destacó que, aunque se descartó un móvil político, se exploran otras posibilidades relacionadas con relaciones personales.
El nuevo impulso dado por la jueza Daniela Soto López ha permitido avanzar en la investigación, incluyendo entrevistas y análisis internacionales. Testigos aseguran que Gervasio fue seguido por un vehículo antes de ser interceptado por tres personas, lo que sugiere un crimen premeditado. A pesar de las dudas iniciales, la familia confía en que la justicia esclarecerá finalmente cómo ocurrió este trágico evento.
Desde la perspectiva de un lector, este caso subraya la importancia de mantener una investigación rigurosa y transparente, especialmente cuando las circunstancias son ambiguas. La persistencia de la familia y los avances forenses han permitido reabrir un caso antiguo, demostrando que la verdad puede surgir incluso después de tantos años. Este caso también pone de manifiesto la necesidad de revisar y cuestionar conclusiones prematuras, buscando siempre la justicia para las víctimas y sus familias.