El presidente Donald Trump anunció la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de automóviles, semiconductores y productos farmacéuticos a partir del 2 de abril. Este anuncio se produce después de que recientemente se aplicaran aranceles del 10% a productos chinos y del 25% al acero y aluminio. Trump también mencionó que los aranceles sobre semiconductores y medicamentos aumentarían gradualmente durante el año. La medida busca equilibrar el comercio internacional y reubicar industrias estratégicas en Estados Unidos. Sin embargo, expertos advierten que estos aranceles podrían perjudicar a los consumidores y empresas con costos más altos.
Las nuevas medidas afectarán significativamente a la industria automotriz y tecnológica. Los aranceles del 25% a los vehículos importados podrían aumentar considerablemente los precios de los automóviles en el mercado estadounidense. Casi la mitad de las ventas de vehículos en EE.UU. provienen de importaciones, lo que significa que los consumidores enfrentarían incrementos significativos en los costos. Además, la fabricación de chips, dominada por empresas asiáticas, podría verse afectada, especialmente para gigantes como TSMC, Samsung y SK Hynix.
La decisión de Trump tiene como objetivo impulsar la producción local y disuadir las importaciones. Sin embargo, la externalización de la fabricación de chips a Asia ha sido una tendencia predominante debido a razones técnicas y económicas. Aunque empresas estadounidenses como Nvidia son líderes en diseño, la producción se ha trasladado principalmente a Asia. Esta situación podría cambiar si las empresas deciden expandirse en EE.UU. para evitar los nuevos aranceles. Por otro lado, Taiwán ha sido acusada por Trump de robar la industria de chips, aunque esta afirmación es cuestionada por expertos.
Los aranceles también tendrán un impacto notable en la industria farmacéutica. Estados Unidos es el mayor importador mundial de productos farmacéuticos, con compras que superan los $176 mil millones en 2023. Países como Irlanda, Alemania, Suiza, India y China son los principales proveedores. Las empresas europeas, indias y chinas podrían ser las más afectadas por estos aranceles, lo que podría desencadenar cambios en las cadenas de suministro globales y aumentar los costos para los consumidores estadounidenses.
La intención detrás de estas medidas es fomentar un comercio más equilibrado y reubicar industrias estratégicas en territorio estadounidense. Sin embargo, los economistas advierten que los efectos a largo plazo podrían ser negativos, tanto para los sectores específicos gravados como para la economía en general. Los consumidores podrían enfrentar precios más altos en medicamentos, mientras que las empresas farmacéuticas podrían tener que reconsiderar sus estrategias de producción y distribución. Además, la incertidumbre creada por estas políticas podría ralentizar la inversión extranjera directa en el sector farmacéutico.