El tenista español Alejandro Davidovich ha demostrado una vez más su determinación y habilidad en el Masters 1000 de Montecarlo. Tras tres años sin avanzar a cuartos de final, logró una victoria sorprendente contra el británico Jack Draper. Aunque enfrentó momentos complicados durante el partido, Davidovich mostró una resistencia excepcional, cerrando el encuentro tras casi tres horas de juego. Su actuación refleja la mejor versión del jugador malagueño, que ahora se prepara para enfrentarse al ganador del próximo duelo entre Alexei Popyrin y Casper Ruud.

Un Inicio Prometedor pero Lleno de Desafíos

Desde el comienzo, Davidovich estableció un tono agresivo y eficaz frente a Draper, rompiendo el saque del británico en el primer juego. Sin embargo, las tensiones aumentaron rápidamente cuando Draper respondió con un rápido contrabreak. Esto llevó a momentos intensos, con protestas del español hacia la juez de silla. A pesar de estas dificultades, Davidovich mantuvo su concentración, acumulando golpes ganadores clave en la primera manga. La presión constante le permitió cerrar la manga inicial con un sólido 6-3, superando incluso tres bolas de break en el proceso.

La primera manga fue un testimonio claro de la capacidad de Davidovich para mantener la calma bajo presión. Con un desempeño técnico impecable, logró romper nuevamente el saque de Draper en el octavo juego, consolidando su ventaja inicial. El entrenador Félix Mantilla jugó un papel crucial, enviando mensajes tranquilizadores desde la banca. Estas estrategias emocionales fueron esenciales para ayudar a Davidovich a gestionar su nerviosismo. Al finalizar esta etapa, quedó evidente que el español estaba listo para enfrentar los desafíos más grandes que vendrían en las mangas siguientes.

Una Decisión Final Marcada por la Estrategia y Resistencia

En la segunda y tercera manga, el nivel de competencia aumentó significativamente. Si bien Davidovich comenzó con fuerza, la interrupción para asistir a un aficionado impactó momentáneamente su ritmo. Aún así, mostró una recuperación rápida, utilizando dejadas estratégicas para presionar a Draper. Sin embargo, errores puntuales permitieron al británico igualar la segunda manga, forzando un tie-break que terminó cayendo a favor de Draper.

En la decisiva tercera manga, Davidovich enfrentó uno de sus mayores desafíos: salvar un 0-40 en contra mientras lidiaba con la fatiga creciente de Draper. Su capacidad para adaptarse tácticamente fue crucial aquí, especialmente cuando utilizó su experiencia para romper el saque del oponente en momentos críticos. Aunque Draper reaccionó con un contrabreak, la fortaleza mental de Davidovich prevaleció. En los juegos finales, el británico comenzó a mostrar signos de agotamiento, lo que facilitó a Davidovich asegurar su victoria con un rotundo 6-4, sellando así su clasificación a cuartos de final.