El líder de Estados Unidos, Donald Trump, reveló en una conferencia informativa que se planea introducir un impuesto del 25% a los vehículos importados, programado para el 2 de abril. Este anuncio, hecho el 14 de febrero, incluyó críticas hacia la Unión Europea por su déficit comercial significativo con EE.UU., así como la intención de revertir esta situación. Se espera que este movimiento afecte notablemente a México, cuya industria automotriz juega un papel crucial en su economía.
En dicha presentación oficial, el presidente estadounidense subrayó que este gravamen se incrementaría gradualmente durante doce meses, permitiendo tiempo suficiente para que las empresas ajusten sus operaciones. Aseguró que este período facilitaría la reubicación de fábricas dentro del territorio estadounidense. Además, expresó preocupación por las relaciones comerciales con la Unión Europea, señalando desequilibrios económicos importantes y la necesidad de corregirlos.
La administración de Trump ha criticado a la Unión Europea por no adquirir productos agrícolas ni vehículos estadounidenses, lo cual ha generado un déficit comercial considerable. Para abordar estas diferencias, se organizarán reuniones entre representantes de ambos bloques, incluyendo altos funcionarios europeos y estadounidenses. Estos encuentros buscarán encontrar soluciones equitativas, aunque Europa también ha manifestado su disposición a proteger sus intereses si es necesario.
Este cambio en la política arancelaria podría tener un impacto profundo en México, especialmente en su sector automotriz. Dado que muchas plantas de ensamblaje están ubicadas en ese país y exportan a Estados Unidos, se anticipa que enfrentarían tarifas considerables. Esta industria representa aproximadamente el 4% del PIB mexicano y contribuye significativamente a su economía manufacturera.
Las medidas propuestas por Washington buscan reconfigurar el panorama económico internacional, especialmente en sectores clave como el automotriz. La respuesta de la Unión Europea indica una postura preparada para negociar pero firme en la defensa de sus intereses. Por otro lado, México se vería afectado directamente debido a la importancia de su industria automotriz en la economía nacional. Este escenario plantea desafíos significativos para todas las partes involucradas.