Thaïs Henríquez, una figura destacada en el mundo deportivo y profesional, es mucho más que su éxito como nadadora sincronizada. Hija de baloncestistas y con un currículo que abarca desde la abogacía hasta el canto, Henríquez reveló recientemente un aspecto poco conocido de su vida: su paso por el tenis profesional. A los 11 años, comenzó a jugar al tenis antes de descubrir su verdadera pasión, la natación sincronizada, pero nunca dejó del todo su amor por el tenis.
En una época dorada de su infancia, Thaïs Henríquez, oriunda de las islas Canarias, dio sus primeros pasos en el baloncesto gracias a su linaje familiar. Sin embargo, fue en el Club Náutico Metropole donde encontró su vocación inicial en el tenis, logrando impresionantes cinco torneos consecutivos ganados antes de cumplir los 13 años. Fue entonces cuando descubrió la natación artística, actividad que rápidamente se convirtió en su prioridad absoluta.
Desde ese momento, su carrera despegó hacia el estrellato internacional, obteniendo medallas olímpicas tanto en Pekín 2008 como en Londres 2012. Paralelamente, Henríquez ha cultivado múltiples intereses, incluyendo su formación académica en Derecho Tributario y Educación Física, además de su incursión en la música como participante en Factor X.
Este año, durante el Torneo Conde de Godó en Barcelona, Henríquez compartió sus emociones sobre cómo combina su experiencia en diferentes disciplinas para disfrutar de eventos tan emblemáticos como este.
La historia de Thaïs Henríquez no solo ilustra la importancia de seguir nuestras pasiones, sino también de cómo cada experiencia, incluso aquellas que no elegimos como camino final, contribuye al desarrollo personal y profesional. Su capacidad para equilibrar múltiples facetas de la vida inspira a todos aquellos que buscan explorar nuevos horizontes sin abandonar sus raíces o sueños iniciales.